martes, 23 de agosto de 2011

Siento decepcionaros...

Y es que siempre me ha preocupado decepcionar a mi entorno o a quién debería confiar en mi. Podría decirse que algo parecido es lo que ha condicionado mi vida en los últimos 2 años... Decepcionar o escupir verdades, actuar con la razón o montar un circo en el que cada día te señalen con el dedo. No lo sé... a veces parece que me he quedado estancado en esa pequeña etapa infantil en la que creemos que todos y cada uno de nosotros somos especiales. Entes creados desde lo alto para cambiar el mundo. Demasiado guapo, demasiado bondadoso... hasta que un día descubres que eres tan miserable como cualquiera elegido al azar. ¿Debería cambiar la trayectoria, verdad? No, eso sería aún más decepcionante y menos típica de este mono que aquí habla.


Recuerdo mi primera decepción... Tenía 10 años y mis padres solían discutir. Un día salí a la calle y encontré en una tienda de discos un recopilatorio de cd's de Queen que costaba 3999 pesetas. A mi padre siempre le chifló ese grupo pero mis ahorros a esa edad eran más bien justos y aquello, se crea o no, para mi edad era una pasta. De allí a 2 días la di ahorrado (ya no recuerdo como pero estoy seguro de que el sexo no había intervenido en mis jóvenes genitales) y fui a la tienda a comprar los 4 cd's. Cuando mi padre volvió a casa del trabajo se lo puse encima de la mesa con una sonrisa de oreja a oreja pero estaba discutiendo con mi madre. Entre tanto grito me fui a acostar esperando que al día siguiente estuviese más relajada la cosa, pero cuando me desperté y fui a coger un yogurt para desayunar los encontré rotos en la basura.
Nunca le pregunté qué había pasado pero aunque resulte triste de confesar, la primera de las decepciones de mi vida fue una provocada por mi padre.


 En mi segunda decepción (ya con bastante más edad) me encontraba ante una chica que me gustaba desde que Isabel II había perdido la virginidad. Nos encontrábamos en una discoteca local y llevábamos 2 semanas hablando. Ya le había dejado caer en alguna ocasión que me gustaba y en uno de esos abrazos tontorrones (esos que los chicos usamos para tocar carne y ver si cuela) va y me entra. Todo sensacional hasta que en mitad de mi sueño mis incisivos empiezan a notar un pelo enrevesado en las susodichas lenguas.
Así fue como mi segunda gran decepción de mi vida fue causada por mi antigua, demacrada y poco agraciada novia.


¿La más reciente?... Por desgracia no se trataría de una sola decepción. Estaría tecleando esto durante horas echando pestes de esa persona que con tanto empeño ha querido joder lo que con mucho esfuerzo he conseguido. Ha habido veces en las que he deseado vivir otra vida, en la que he envidiado a mis amigos y conocidos por tener lo que yo ya no he podido volver a tener... confianza, y es que, lo creáis o no, es jodídamente difícil enmendar las cosas cuando continuamente la persona que te decepciona eres tú mismo.


Con lo que, si intento enviar un mensaje o una experiencia con esto sería algo así como que... no tardé en levantarme de la decepción de mi padre, ni la de mi ex novia de la que ahora me río pensando en cómo pude compartir palabras de amor con ella. La decepción que más cuesta tragar y se queda ahí jodiendo como una espina atravesada es la de uno mismo. 


Resulta curioso que esto lo escriba quién intercala palabra y palabra con un chiste o una sonrisa, pero últimamente, mis queridos A***, O****, M***** y N****... me he aficionado a eso de... decepcionar ; ) Aunque quizá esto se parezca más a una sorpresa...no lo sé. Por algo se empieza.


-Mr. Violet Ape-

1 comentario:

  1. Sí que sorprende el tema que has escogido, tan personal, es más un mensaje sincero al resto de nosotros que a otro posible lector, pero aún así creo que este último puede sacar en la esencia del escrito detalles importantes... Creo que la confianza se cura con el tiempo, y para ser feliz hay que saber perdonarse a uno mismo. Un abrazo del mono naranja

    ResponderEliminar