sábado, 14 de abril de 2012

Del existencialismo al absurdo.

La realidad se ha resuelto. No me ha dado una solución ni ha adoptado una forma, sino que simplemente hizo evaporar mi pensamiento y ha dejado en el lecho de mi cráneo, nada más, que algunas piedras de individualismo y misoginia.

El mal en mi pensamiento se ha banalizado, ya no corroe ni resulta lastimero su tránsito, solo cae en cascada desde esa realidad imantada de sentimientos, que me resulta rota en su espacio natural. El existencialismo con su ética universal ya no me calma sino que me desconcierta tanto o más que esos personajes divinos con resquicios de humanidad como Prometeo o Jano, aunque a este último le den esa dualidad de pasado y futuro, no me parece otra cosa que un mentiroso de lo único real, lo presente.

Todas las palabras llevan a una epifanía de significado, estas espero que no, que sean un pequeño bulto necrótico en las areas de procesamineto de lectura, algo irresoluble e irascible, que despeje nuestro sistema de entendimiento y deje a nuestra mente despegar de todo a lo que la atamos, que salga, que explote y deslumbre y todo con un movimiento natural.

Quiero ese movimiento automático y denso del pensamiento, ese estado puro de la concentración. Que además se frunzan las frentes para que se asemejen a la del Pensador de Rodin y puedan desglosar todo ese transito invertebrado y eléctrico para que solo resulte esa impresión de plomo.

Caminar, es relatar la futilidad de los pasos, pero como no puede ser de otra forma para los nuestros lo único importante es lo que no dice nada.

Como única reflexión en claro que puedo proporcionar hoy: “Escabullir un deseo es romper con la dinámica del mundo”.

Sr. Mono Azul.

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