domingo, 4 de noviembre de 2012

Cadáver Exquisito Naranja


* - Mi querido y amado YO, cuanta razón impregnan tus palabras. Cuanta ignorancia desvela en sus metáforas tu pequeño Super-YO - El averno mental abre paso a mi Ello-Sé que estás triste, pero no llores, escucha tus suspiros, si los escuchas con atención descifrarás mis consejos. Solo entonces sabrás que hacer.

 Y lo haré, ha llegado el momento. ¡A la mierda todo! No puedo atormentarme más por ella, ya ha sido suficiente. Siempre bueno, siempre correcto, como me educaron. Perdonando a todos, perdonándola a ella. Pero ahora toca actuar, basta de reflexiones deprimentes que solo me recuerdan lo mucho que me ha quitado. Iré a verla, le diré que no fue justa, que hay cosas que no se pueden perdonar, compromisos que no se pueden abandonar. Se lo había dado todo y ella me ha abandonado. Que no sentía ya nada me dijo, que no quería seguir con lo nuestro, que me dejaba. ¿Y yo? Eso no le importaba. Siempre fui perfecto con ella, lo di todo, lo sacrifiqué todo y en cuestión de semanas nuestra relación comenzó a empeorar, ya no era igual, pero no era culpa mía, era culpa de ella. Algo pasaba.  ¡No es justo! Nos lo prometimos todo, dijo que sólo sería para mí. Ya no podré volver a besarla, volver a abrazarla. Esas largas noches de caricias y placeres forman ahora parte del pasado.Y esos pensamientos me atormentan, me causa escalofríos pensar que pueda estar viendo a otra persona, que alguien la esté tocando. ¡No! Lo que más me duele es pensar que lo que me ha quitado sea para dárselo a otro, a alguien que no sea consciente de lo que tiene, a alguien que no la pueda amar como yo. La quise, ahora siento desprecio por ella, me ha destrozado el corazón. Siempre he cedido al ambiente, a lo que se me impuso, pero ahora mando yo. O mía o de nadie. Y ahora ya se lo que tengo que hacer. Me sentiré más relajado, más a gusto; seguro que después el tiempo me dará fuerzas para perdonarme a mí mismo y a la larga habrá valido la pena. ¿Soy un monstruo? Puede ser, pero no tengo alternativa es o ella o yo, de no hacerlo los celos acabarían matándome.


* Debe estar en su casa a estas horas. Probablemente durmiendo. Aún tengo las llaves de su piso. Cuando acabe me llevaré el anillo de oro que le había regalado, ya no le pertenece, no merece ser enterrada con él. Creo que el cuchillo de trinchar está bien afilado. Lo usaba para preparar la cena cuando venía a verme... Efectivamente, corta de maravilla. Llamaré a un taxi.


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