domingo, 30 de octubre de 2011

Soledad irreflexiva.

Y si… la soledad no fuese nada más que un sentimiento irreflexivo, caprichoso, que se divierte vaciando tu cabeza de pensamientos y dejándote en su lugar un vacio, un hueco incopable y una pesadez plomacea en las alas de la propia esperanza.

Es, llamadas lanzadas al aire y a las cuales, ni el eco responde. Desdicha inconmensurable atada a los tobillos, no cansa, pero hace desgraciado cada paso.

Si no estuvieras, no te añoraría, te dejaría permanecer estática, alejada de los horizontes de los hombres.  Disculpa mi desánimo, cuando abates, tu fuerza me supera, haces humildes mis lazos, que creo inquebrantables cuando luzco al sol de la compañía fraterna.

Vete, dejame solo y consigue lo que quieres. No necesito de tu compañía para creer que mis apoyos son solo mis piernas y mi fe. Obstinada hasta los extremos de la cordura, despellejas la calidad de los hombres y no sientes, no te inmutas.

Pobres los que dejamos indiferentes, paso a tus acometidas, creemos que nada puede prohibirte el paso, es tuya la capacidad y la imperante necesidad de aparecer. Aunque quisiera combatir, aunque quisiera huir, solo podría pertrecharme de mi mismo, has ganado y todavía no se ha dado ningún disparo.

Sr. Mono Azul.



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