miércoles, 16 de noviembre de 2011

The Walking Apes

Liándome más de lo previsto en casa del señor naranja, me veo a las 4:18 de la mañana actualizando el blog. No es que lo haga por no faltar a mi palabra, (cosa que en las últimas semanas ha quedado patente que poco me importa) si no que me encanta trasnochar y sentir que ahora mismo todo el mundo duerme...


En estas horas en las que reina Morfeo he decidido no hablar de nada personal ni filosófico, por cambiar un poco y variar. El caso es que me ha dado por entrar en seriesyonkis, mítico, ¿eh? Y como ya he repasado, visto y revisto todas mis series favoritas, me he atrevido a visualizar algo nuevo. Yo, he aquí, amante del cine de terror dónde los haya, descubro un título: The Walking Dead. Efectivamente, es una serie reciente en la que el mundo se ve asolado (por vigésima vez) por una infección de zombies. Nuestros protagonistas, intentan huir de un lado a otro por EEUU para sobrevivir el mayor tiempo posible.


Ya medio aturdido por el sueño se me dio por pensar... ¿y si pasara de verdad? o más bien... ¿os habéis imaginado alguna vez cómo sería esa situación con vuestros amigos y seres queridos? Yo, a base de aburrimiento, me dio por planteármelo. El resultado creo que sería más o menos este:


Tras días de aceptación sobre lo que está pasando y ya a punto de agotar la batería del móvil de tanto llamar a casa (sin respuesta) nos da por llamarnos de mono en mono. Después de juntarnos de manera dificultosa, acabaríamos atrincherados en alguna de nuestras humeantes casa. Pongamos que es la mía, ya que soy yo el amo y señor de esta burda fantasía. Llantos, llantos, más llantos y dudas de qué hacer, a dónde ir y qué va a pasar. Tras muchos consuelos las reservas de comida escasearían, y más aún tratándose de mi casa.
Cuando el hambre apriete necesitaremos alimento y el señor Rosa tiene migrañas... Lo más cauto, afirmaría Azúl, es coger el coche y huir a las montañas. ''Buscar alimentos, cargarnos y marcharnos lo más lejos posible en algún lugar alto y poco transitado dónde dichas criaturas no pasarán jamás'', afirmaría.
Dicho y hecho, tras hora y media de viaje llegamos a sinuoso y frío descampado en dónde puebla el silencio. Felices por el éxito del plan, los días pasan y la incertidumbre de un futuro incierto cada vez es mayor. Rosa no ha mejorado de sus migrañas y para colmo la fiebre le ha subido. Rosa, a su lado, le acaricia y consuela con palabras de amor mientras los 3 restantes dudamos cuál es la siguiente decisión a tomar para proseguir nuestro camino. La desesperación trae consigo discusiones, Rosa pide que sigamos sin él y todos nos negamos, los gritos llegan y con el enfado... el rastro que traerá nuestro fin. Los gritos cesan con el ruido de los pájaros abandonando los árboles de forma violenta. Tras la colina, un grupo de unos 200 muertos vivientes se acercan de forma rápida y feroz. Difícil es dar las malas noticias al resto de la manda tan mona que fuimos durante años. Muchos momentos juntos que se desvanecerían para siempre. Sentándonos juntos bajo un árbol, con fiebre, abrazos, lágrimas, confusión y más apretados que en la cola de un concierto de Lady Gaga. Cuando ya el silencio previene el final, Un codazo del señor naranja me sorprende en el costado preguntándome: ''¡Oye!... ¿Un último cigarro?


Y es que seguramente todos tengamos formas mucho más horribles o angustiosas de morir, ¿al lado de quién? ¿en dónde? No lo sé, a veces me agobia pensar en ello cuando no tengo sueño como hoy. Tengo tantos planes y la mayoría son para un futuro a 10 años de mi. ¿Y si llegase a saber que no dispongo de ese tiempo? ¿Que todo cuánto sueño se quedará conmigo en esta cama y jamás de materializará?... Un blog es algo demasiado impersonal para hablar de cuáles son esos sueños, sin embargo, quisiera exponer que esa ridícula manera de morir que he descrito antes, al lado de mis monos, sería algo bueno dentro de ese siniestro mundo desconocido que es la muerte. Tal como dijo Martin Luther King Jr. ''Si no eres capaz de morir por algo, es que no mereces vivir''. Por ello, os invito a que hagamos un pacto todos aquellos que lean esto y aunque con vergüenza, digan a todas las personas que aprecian, que así es. Porque esta misma noche puede ser mi fin, y ¿quién sabe dónde estaremos en 3 o 4 años? De modo que...


Te Quiero, O, por lo que sabes y lo que no, por aguantarme en mis malas mañanas. Por entenderme cuando estoy nervioso sin motivo y no parezco encajar en ningún sitio. Por abrazarme con amor y odio golpeando mi pecho pidiendo una explicación.


Te quiero mamá y papá, por todos mis caprichos y por enmendar mis errores. Por enseñarme que desde vuestra alta perspectiva de experiencia, el mundo es muy distinto. Por hacerme enfadar reconociendo más de lo que me gustaría que siempre tenéis la razón.


Gracias, a toda mujer, hombre o niño que alguna vez me haya brindado una sonrisa a cambio de nada.


A Alicia, por demostrarme que la gilipollez habita en dónde menos la esperas.


A mis tíos, primas y ex compañeros de instituto, por haber sido tan fugaces como inolvidables.


Gracias a mis sueños por mantenerme en pie todo el día.


Gracias y amor para todos aquellos que en su buena fe, me ayudasen a mi y a los míos en un momento de necesidad.


Gracias a las críticas constructivas que me hacen intentar mejorar.
Perdón, ahora, a quién haya hecho algún mal sin intención alguna. Por todas aquellas veces, si alguna vez el mal humor me llevó por el mal camino y no actué como era debido.


A F, por no saber ser todo lo perfecto y bueno que debiera


A J, por abandonar tu sueño


A Dios, por perder mi esperanza en él y en su puta aristocracia de jugar al escondite


Reservo, únicamente esto para el final, y es que si alguien ha contribuido a formar lo que soy, o por desgracia dejo de ser hoy en día, sois vosotros, mis monos


Os quiero, hijos de puta.

No hay comentarios:

Publicar un comentario