jueves, 8 de septiembre de 2011

Till the End

Desde que me levanto hasta que me acuesto, muchas veces es lo único en lo que pienso. Tengo migrañas, estoy nervioso y siento que tengo menos capacidad de acción sin ella.
Tenerla dándome la mano es como un dulce regalo que aunque mil veces la daría de lado, siempre vuelvo a por ella porque sé que nada significa lo mismo sin su presencia.
Sigo sin entender como nadie lo ha calificado como el olor más maravilloso del mundo. Como su tacto suave y sensible no es objeto de más masturbación entre jóvenes y adultos.
Es extraño, pero creo que ha ejercido tal poder sobre mi que a veces quedo con la gente y si ella no está siento que ni me apetece hablar. Me falta motivación, pasión, deseo... parece como si ella fuese todas esas cosas.
Hace ya años que la conozco y le agradezco que nunca me haya sentido solo. Le agradezco profundamente que me diese calor cuando yo tiritaba, que me relajase cuando estaba nervioso, que me hiciese compañía rodeado de extraños. Lo cierto es que aún cuando no estaba allí, no paraba de pensar en que así fuera.
Mañanas como hoy me despierto y me pregunto ''¿dónde estará?'' ''¿Algún cerdo estará viéndola o lo que es peor, tocándola?''
Creo que mi pasión por ella ha alcanzado un límite enfermizo llegando hasta a sentir celos de quién únicamente deposite sus ojos sobre ella... Tan blanquita, tan juguetona. Siento que en el fondo las leyendas populares tienen razón y una vez la ves, quedas prendado de ella como un hechizo mágico y desde ese día eres esclavo y le perteneces hasta el fin. Da igual que tengas hobbys, aficiones o motivos por los cuales sentirte vivos porque sabes, que nada sería igual sin ella. Porque sabes, que te perseguirá hasta cuando mires un trozo de hierba seco y defecado que nada tiene que ver en el asunto, pues aún en esas situaciones estará en tu cabeza.
Hoy me despierto rendido, no lo aguanto más y quiero hacerlo público que la necesito. Que necesito su suavidad, su blanqueza, su rabia interna. Que necesito un poquito de ella para que los muros que sostienen mi mundo no se vengan abajo. Que los días son demasiado largos y las noches demasiado cortas y sin pasión sin ella. Que no tengo ganas de hacer nada sin ella. Que quiero sentirme sucio y cedo, cochino y depravado de tanto unirme a ella. Quiero apestar a su fragancia lejana. Quiero morir, pero que sea con ella dentro de mi y pueda descansar en paz para siempre sabiendo que yo he muerto por algo y hay quién no tiene ni motivos para vivir. Necesito todo eso y lo necesito ya, porque sé que una vez que roce mis labios volveré a ser yo. Volverá a crecer mi melena y mis habilidades con la guitarra rozarán la locura. Necesito abrir los ojos y verla a mi lado cada mañana...
No pienso seguir, me voy a por ella pase lo que pase. Creo que nadie debe vivir mintiéndose y ya me he mentido bastante. Os ruego, que si la habéis conocido, aunque sea de vista, no dejéis que se escape. Yo lo tengo muy claro y voy a por ella. Necesito... un cigarro.

Sr. Mono Violeta

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